lunes, 20 de mayo de 2013

LA MUJER EN EL CRISTIANISMO

¿Son dogmas inamovibles los roles de "género"?

Hasta ahora, daba la impresión de que estos roles eran inamovibles, porque, como se suponía que eran biológicos, lo único que se podía hacer era "aguantarse". Las religiones los habían hecho dogmas y cambiarlos era dejar o perder la fe. Los fundamentalismos religiosos para mantener su poder sobre los fieles y poderlos controlar mejor se oponen con todas sus fuerzas al cambio.
Sin embargo, a medida que avanza los estudios, fundamentalmente de la antropología sexual, este supuesto determinismo o dogmatismo biológico de la diferenciación en los roles y comportamientos sexuales pierden fuerza. Si a todo esto unimos la observación de las conductas asociadas a hombres y mujeres en las diferentes sociedades, culturas y religiones aportadas por la antropología, hace pensar que las diferencias se establecen desde lo social y religioso.
Los comportamientos considerados masculinos en algunas religiones y culturas pueden considerarse femeninos en otras, e incluso en una misma sociedad o religión, los valores y normas se van modificando a medida que producen determinados cambios sociales, económicos, demográficos o carencias de vocaciones, etc...
A lo largo de toda las historia del cristianismo, ha habido un gran empeño por catalogar aquellos roles, estereotipos o características que se consideran como propias del género masculino y aquellas otras que deben ser inherentes al femenino, para, una vez etiquetadas, que todos y todas tengamos especial cuidado de no transgredirlas, porque ello supondría la reprobación y condena religiosa. La teología de los géneros se atrincheraba en el natural biológico y no en el natural integral o personal para evitar los cambios y el progreso.
El momento presente nos encontramos con una antropología social que nos impulsa a cambiarlas lo más rápidamente posible para superar las guerra de los sexos y la religión católica que ve en esos cambios la perdida de muchos de sus dogmas y se tenemos el enfrentamiento del orden religioso contra la sociedad secularizada.
La supremacía de la Jerarquía sobre la mujer y el Pueblo de Dios queda instalada. El varón puede regentar los poderes religiosos y las mujeres por tener vagina no. Son los varones los importantes, el que está llamado por Dios a cumplir una gran misión religiosa y social: ser el recio y duro defensor de la fe, el que mantiene la familia, el que lleva la iniciativa sexual, el que dice y dispone de la mujer. Lo mejor para ello es la sumisión de la mujer, cuya dignidad suprema es ser madre, dar hijos al hombre y cumplir con el debito sexual... 

¿Y de la "tarta religiosa del sexo de género" qué le queda a la mujer?

Pues lógicamente todo lo que el hombre no se ha acogido de ella para comérsela porque no le gustaba o porque no le servía para sus intereses. Lo opuesto, para eso se supone que son el "sexo contrario".
Con ello se instalan los papeles, roles o estereotipos secundarios de las mujeres, que son creadas a partir de una costilla del hombre, el que le da la vida y el que determina lo que debe tomarse de la tarta. El de ser la madre de sus hijos; el que se los cría y educa; el de ser el descanso del guerrero en la cama; la "chacha" que le hace la comida y tiene limpia la casa; la que tienta sexualmente a los hombres para que cometan los pecados de la carne; la tentación de los célibes que con sus artimañas les roba la vocación; las que cuidan y tienen limpias la casa de Dios y no participan ni de las migajas que caen de la mesa del poder religioso...
¡Menuda "guerra la de los géneros religiosos"! Firmar la paz religiosa con los géneros para que las sociedades seculares no sigan perdiendo su fe en Dios por la Iglesia de hoy no es nada fácil. La tarta del poder sexual religioso no va a ser distribuida de otra forma mientras las mujeres no luchen más con un feminismo fuerte en los ámbitos religiosos. La lucha ha de ser mucho más dura que la mantenida por los no creyentes en el ámbito social y político. Así que parece ser que la cosa viene de largo y va para largo. En este articulo se va a tratar de un trocito de esa tarta mal repartida y por ello perjudica ambos sexos. Si a la mujer buena sólo le corresponde ser buena madre y no ser buena amante, porque eso es de mujeres de mala vida, de "putas".
Al vivir una pareja una vida tan larga como es la actual. El "deseo sexual" de la mujer mientras están enamoradas es muy alto, pero una vez que se pasa el enamoramiento y han llegado a ser madres, desaparece. La mujer católica educada contra la sexualidad y durante años reprimida en la pareja larga no llega al final con un alto deseo sexual como exige la fidelidad de la pareja. 


Mitos y mandatos sexuales en los que es educada

La mujer tierna y dulcemente desde que nace es educada sobre "el eterno femenino"en una serie de roles, mandatos tabúes y falsas creencias. Unidos a la falta de espíritu critico van haciendo suyos y marcan su deseo de vida sexual posterior. Una de las muchas suposiciones y falsas creencias más dañinas para el deseo y relaciones sexuadas de las mujeres es su negación, represión, considerarlo malo, feo, vergonzoso y comparárselo con el hombre en su proceso de identificación sexual.
Estos tabúes y roles siguen en pie en su educación religiosa desde que nacen, a pesar de que ya se ha demostrado científicamente que las mujeres acumulan la misma capacidad y pulsión de deseo sexual que los varones. Las variaciones de su capacidad o potencial de deseo erótico responden básicamente a distintas características histórico-cultural-social-religiosa personales, y no a ser hombre o mujer.
Recordemos algunos de esos tabúes o falsas creencias religiosas: la mujer ha nacido para ser madre; la verdadera y autentica realización de la mujer está en la maternidad fuente de los mayores placeres; si una mujer no es célibe o se casa es una fracasada; la maternidad disminuye el placer sexual.
La sexualidad de la mujer es natural e instintiva y no es objeto de aprendizajes; es la virginidad de la mujer es tesoro de la mujer; sexualmente, la mujer es pasiva y el varón es activo; la sexualidad es mala, fea, vergonzosa pecado; la menstruación es impura y una maldición; con la edad, la sexualidad de la mujer se vuelve vergonzante; la mujer menstruante es impura; con su primera menstruación la niña se hace mujer.
Las posibilidades de sentir placer nacen con una; no se puede aprender el placer sexual; conocer y amar nuestro cuerpo no es importante para el placer; la mujer religiosa no debe gozar; el goce de la mujer es más espiritual que corporal; la mujer es frígida por naturaleza; tomar la iniciativa es cosa del varón; deber de la mujer satisfacer a su compañero; la mujer sólo debe apuntalar el placer del varón; las mujeres tienen menos necesidades eróticas que el varón; la mujer que no goza debe resignarse; las mujeres que se masturban son enfermas y anormales; la mujer que no goza sexualmente debe resignarse.
La mujer que tiene deseos sexuales es una puta o mala mujer; el deseo sexual de la mujer es menor que el del varón; el deseo sexual termina con la menopausia; el deseo sexual se debilita en la menopausia y desaparece en la tercera edad; etc... 
CONCLUSIÓN
1. En el transcurrir de la vida las mujeres asumen varios roles o estereotipos: el de hija, el de profesional, el de madre y el de abuela: Algunas mujeres creyentes, principalmente en relaciones sexuales esponsales a largo plazo, ejercen los otros roles sin tener a la "mujer sexuada", a la "mujer erótica" internalizada y en este tipo de situación las diferencias con relación a la libido y deseo sexual van a aparecer.
2. ¿Por qué muchas mujeres conscientemente admiten una motivación no sexual para tener relaciones con el otro miembro de la pareja por ganancias en su vida matrimonial y en función de ellas, deliberadamente aceptan el estímulo sexual? ¿No podrá haber una falta de la identificación primaria con la "mujer sexuada"?. La falta de esta identificación puede ser atribuida a la educción negadora y represora que enseño a las niñas a percibir sexo como algo repulsivo, negativo, feo, vergonzoso y pecaminoso y a hipervalorar el rol de madre y actualmente el rol profesional. Como sexólogo cristiano que soy, pienso que las niñas son programadas por la educación religiosa que reciben para que no tengan la identificación de "mujer sexuada" internalizada y sólo cumplan su destino de madres y buenas profesionales.
3. Educar al hombre desde niño en ser "viril" y "ser sexuado". Mientras la educación que dan a la niña y la mujer en una identidad como "ser no sexuado" y "no erótica" es una de las causas principales de la perdida del deseo sexual y la crisis de muchas parejas en un proyecto de pareja, que se alarga y va a seguir alargándose hasta edades muy avanzadas. La identidad de mujer madre y buena profesional en la que hoy se identifica no es suficiente para no perder el deseo sexual con su esposo una vez que logra estos dos roles.
4. En este articulo lo principal que busco y sugiero es que se piense sobre ¿cuál es el significado actual de ser mujer dentro del mundo religioso?. Si el significado más importante para la mayoría de las mujeres de fe aún se restringe a "ser madre", a "ser una competente profesional" y no a ser también una "mujer amante" y "mujer sexuada" tal vez sea más fácil entender por que en relaciones de pareja duraderas, las mujeres empiezan una experiencia sexual de un estado de neutralidad sexual, que hace imposible una fidelidad hasta el final y que se transforma en agresividad del esposo contra la esposa.
5.Pienso que las niñas son programadas para que no tengan la identificación de mujer sexuada internalizada y sólo cumplan su destino. La falta de una buena y clara identificación primaria con la "mujer sexuada" o amante del hombre puede ser atribuida a la educación negadora, represora que enseño a las niñas a percibir el sexo religioso como algo repulsivo, negativo, feo y pecaminoso y a supervalorar el rol de madre y actualmente el de una buena profesional.

BIBLIOGRAFÍA
Kaplan, H. S. (1981) El sentido del sexo. 
Kaplan, H. S. (1978) La nueva terapia sexual.
Kaplan, H. S. (1982) Trastornos del deseo sexual.
Kaplan, H. S. (1985) Evaluación de los trastornos de los trastornos sexuales
Comfort, A. (1981) Guía ilustrada del amor. 
 



ELISA DE TOCA ZAVALA



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