sábado, 25 de mayo de 2013

¡POR UN EMPLEO DIGNO!

ISABEL LUENGO SÁNCHEZ



Otra forma de represión es la explotación laboral dada en todas aquellas empresas dónde sus empleadores aprovechan la situación de crisis que nos acecha para exprimir y explotar a las personas a su cargo.

Hay un drama silencioso y silenciado que convive con el drama del desempleo. Se llama explotación laboral. En muchos centros de trabajo, la gente se ha acostumbrado a tenerlo sentado a su lado. De cada 100 inspecciones llevadas a cabo por Trabajo a lo largo de 2012 (datos a 30 de noviembre), en un 23,9% de los casos se detectaron irregularidades (las situaciones de explotación laboral son simplemente una parte del largo catálogo de irregularidades). En el sector de la hostelería, el registro se acerca al 30%.
La crisis alumbra una era de trabajadores cada vez más indefensos, utilizados como kleenex de usar y tirar. El drama de la explotación laboral sucede en silencio. Los trabajadores no quieren denunciar por miedo a perder esa preciada conquista, cada día más valiosa: el empleo.
Ahora se recortan puestos de trabajo por todos lados con la intención de mantener lo más elevado posible el beneficio, la explotación a la que se ve sometido el trabajador también aumenta. Se despide a trabajadores cuyos puestos no son reemplazados, sino que esas tareas son repartidas entre los trabajadores que conservan el puesto de trabajo, aumentando en muchos casos su estrés laboral. Los ritmos a los que nos vemos obligados a trabajar, las prisas, las exigencias (con la amenaza, ahora más manifiesta que nunca, del despido) erróneas, todo ello y mucho más, forman eso que se llama justamente Terrorismo Patronal, y que en España causa varios miles de muertes anuales. Ahora se agrava aún más. Todo sea por el beneficio del capitalista: tareas que han de ser acometidas inadecuadamente, con riesgo para la salud, pero que si no son desarrolladas como nos exigen pueden ser causa de despido. Todos o casi todos conocemos de qué hablo, lo hemos vivido. La inseguridad laboral, inseguridad respecto a un futuro y una vida digna, ahora se ven más acentuadas que nunca.

Parece que hoy en día aquél que tiene trabajo no puede tener queja alguna pues es un privilegiado y creo que eso en parte ayuda a que todo esto ocurra. En mi caso lo he sufrido en mis carnes cuando en estos dos últimos años me han contratado en distintos restaurantes en los cuales he firmado principalmente contratos de 40 horas semanales por bastante menos sueldo que hace varios años, dónde mínimo realizaba 60 horas semanales, es decir, realizaba la media jornada de otra persona sin ver ni un euro claro, sin poder rechistar pues teniendo que pagar un alquiler y no tener ahorros no podía abandonar mi puesto de trabajo de un día para otro. Otro caso puede ser perfectamente el de un amigo que después de casi seis años trabajando en una empresa, durante el último año cobraba su sueldo cada cuatro meses con los intereses a pagar al banco que conllevaba dicha tardía, para finalmente el dueño cerrar la empresa y hacer un ERE a sus empleados que nunca cobraron. Mi amigo aguantó ese último año para poder recibir en caso de cierre, la indemnización que merecía después de tantos años trabajados para la empresa, para finalmente no ver ni un euro. Ahora han pasado dos años, lo único que ha recibido son 1.200 euros por parte de FOGASA de los 12.000 que le debía dar su empresa y esta pagando todavía los intereses del banco por los retrasos en el pago de la hipoteca, y  varios créditos de ese momento.





¿Qué es explotación laboral?
El engaño, el abuso de una situación de necesidad, la imposición de unas condiciones de trabajo especialmente lesivas, determinan el paso de una infracción social a un delito contra los derechos de los trabajadores, del empleo irregular a la explotación laboral.
> Delitos contra los derechos de los trabajadores: imposición de condiciones laborales o de seguridad social lesivas, tráfico ilegal de mano de obra, migraciones fraudulentas, discriminación laboral, limitaciones a la libertad sindical y omisión de medidas de seguridad e higiene
> Es una conducta delictiva imponer condiciones de trabajo o de seguridad social que perjudiquen, supriman o restrinjan derechos reconocidos legalmente por disposiciones legales o convenio colectivo, mediante engaño o abusando de una situación de necesidad.
> Entre las formas más graves de la explotación laboral esta la que es resultado de la trata de seres humanos. La trata implica la captación, el transporte, el traslado, la acogida o recepción de una persona, cualquiera que sea su nacionalidad, mediante la fuerza, el engaño, el rapto, la coacción, el fraude, la amenaza o el abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad con la finalidad de explotar a la víctima. La trata es
una grave vulneración de los derechos humanos y una de las formas contemporáneas de esclavitud.

 > No hay consentimiento del trabajador o de la trabajadora cuando existe una situación de vulnerabilidad o necesidad; la falta de alternativas económicas, el desconocimiento de los derechos, la situación administrativa irregular, la carencia de rentas sustitutivas del trabajo o de redes sociales y familiares de apoyo, la coacción, el engaño, las amenazas o el temor a perder la autorización de trabajo, pueden determinar la aceptación de unas condiciones de empleo que en realidad son impuestas y restringen,
perjudican o suprimen derechos reconocidos legalmente. En un entorno que rechace y combata de forma eficaz el empleo irregular es menos probable que se cruce la línea entre una infracción del orden social y una conducta delictiva que atenta contra los derechos de los trabajadores e incluso contra derechos
fundamentales.


¿QUÉ ES UN TRABAJO DIGNO?
Un empleo en el que se respeten y cumplan los derechos laborales y de seguridad social. Un empleo de calidad, donde estén asegurados el principio de igualdad de trato y oportunidades, la seguridad y la protección de la salud en el trabajo. Un empleo que haga frente a la precariedad, a la temporalidad excesiva y a la segmentación del mercado de trabajo, favoreciendo la cohesión social.



La explotación intensiva provoca trastornos sicológicos en el trabajador

El síndrome del quemado es cada vez más frecuente a causa de la explotación intensiva, el exceso de trabajo o los ritmos asfixiantes.

Esta afección fue descrita por primera vez en 1974 en Alemania. Es una patología sicosocial que, en la actualidad, no se encuentra reconocida como una enfermedad profesional en toda su extensión, aunque es causante de un número elevado de bajas laborales. Los organismos oficiales reconocen que el problema va en ascenso en los centros de trabajo de la Unión Europea por los altos ritmos de trabajo y por la monotonía de algunas tareas.

Los efectos negativos del síndrome del burn out o síndrome del quemado están avanzando en el ámbito laboral. El exceso de tensión y de trabajo son las dos causas principales de esta afección, que genera un buen número de bajas laborales en el conjunto de la UE.

Los expertos explican que los jóvenes, las mujeres y los solteros son los que concentran mayor vulnerabilidad a este riesgo. Afecta a todas las profesiones, pero los profesores son especialmente vulnerables.

Las principales causas del síndrome del quemado en el ámbito sicológico tienen que ver con el exceso de tensión y de trabajo. Los médicos insisten en que aquellos trabajadores que realizan prolongadas jornadas de trabajo y acumulan tareas tienen también un riesgo mayor de padecerlo. Destacan que el esfuerzo que dedicamos a realizar nuestro trabajo supone un desgaste físico y síquico.

Este tipo de trastorno emocional y laboral tiene graves consecuencias físicas y sicológicas. Está comprobado que su efecto sobre la salud provoca agotamiento, baja autoestima, despersonalización y aislamiento profesional. También genera síntomas sicosomáticos comunes a la ansiedad o la depresión, que dan origen a numerosas bajas laborales.

En determinados casos el obrero puede experimentar astenia y agitación al mismo tiempo *tics nerviosos, temblor de manos*; alto ritmo en las palpitaciones; taquicardia y pinchazos en el pecho; aumento de la tensión arterial; dolores musculares, sobre todo en la zona lumbar; dolores de cabeza; problemas digestivos; trastornos del sueño e inapetencia sexual. Estos síntomas terminan invadiendo la vida social y familiar del afectado, que opta por aislarse y quedarse solo.

Entre los factores de riesgo que pueden desencadenar el síndrome del quemado se encuentran el aburrimiento, la falta de motivación, los conflictos laborales y el estrés.

Existen numerosos factores que desencadenan el síndrome del quemado, que van desde el nivel de organización y el diseño de los puestos de trabajo, hasta un factor elemental, las relaciones interpersonales.

El mantenimiento de una estructura organizativa muy jerarquizada y rígida y la excesiva burocracia provocan una falta de participación de los trabajadores y son elementos desencadenantes del burn out. En este caso, otros factores de riesgo asociados son la falta de desarrollo profesional, un estilo de dirección inadecuado y la desigualdad en el trato y actuación entre unos y otros trabajadores.

En lo que se refiere al diseño del puesto, la sobrecarga de trabajo, la excesiva carga emocional y la escasa autonomía en cuanto a la adopción de decisiones, son situaciones que elevan la propensión a sufrir esta patología, ya que llevan a un estado de insatisfacción en el trabajo.

Además, la falta de apoyo entre los compañeros de trabajo en tareas complementarias también afecta.

El descanso aumenta la capacidad para realizar más tareas y con mayor eficacia, previniendo los errores. Por tanto, no sólo no es contraproducente sino que aumenta la explotación y el rendimiento del trabajador. Junto al descanso físico nocturno, los expertos reconocen que una buena nutrición influye en el rendimiento de cada trabajador. Una dieta excesivamente grasa o rica en azúcares de liberación rápida puede producir un inadecuado aporte calórico y energético que repone las reservas que necesitaremos en nuestra jornada de trabajo, señalan los expertos.

La estabilidad del entorno afectivo permite que el trabajador se enfrente mejor a los pequeños fracasos que se pueden suceder en el ámbito laboral. Es importante mantener unas buenas relaciones laborales con los compañeros de trabajo y con los superiores, porque dan una mayor estabilidad y una mayor eficacia.

http://www.antorcha.org/hemer/accilab.htm#psicol

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