lunes, 20 de mayo de 2013

MÁS CURAR Y EDUCAR; Y MENOS CULPAR!! Raquel de las Heras García

Helicópteros y escopetas de pelotas de goma, carga a porrazo limpio contra el enemigo: jóvenes y estudiantes, muchos de ellos menores de edad. No hablamos de ningún país árabe, ni de Chile, ni de Grecia, sino de España.

No importa que España esté a la cola de educación en Europa. Al parecer somos los más asnos de los burros. Pero no todos los jóvenes son zopencos cuando escriben pancartas que ponen: “entre rosas y gaviotas nos toman por idiotas”. La crisis económica ha servido de excusa para cometer los mil y un atropellos. Pero tras la fiesta y el derroche de unos pocos tuvimos el resto que pagar el pato de una deuda mítica por la que tendremos de nuevo que ser rescatados: llegaron los recortes y las privatizaciones de lo que es de todos, y de la campaña de acoso y derribo se pasó al ataque directo a la educación y a la sanidad pública para dejarnos tontos o enfermos a los que no tengamos muchos euros. 

La reforma laboral sin sanidad y educación vuelve al pobre, huérfano y retrotrae al trabajador a los tiempos de vasallaje a su señor poseedor de tierras o medios de producción. Es de locos: para aumentar el empleo se baja el sueldo y se facilita el despido y, por tanto, el paro. ¿En qué mundo vivimos? Ahora quieren que triunfe la fórmula de jarabe de porra y oferta de empleo irrenunciable en el extranjero, a lo que llaman "fuga de cerebros". ¿Para qué lucharon tanto tiempo nuestros padres y abuelos si ahora nuestros hijos y nietos pierden todos esos derechos en un par de decretazos y tijeretazos? A ellos los molieron a palos de lo lindo los grises de Franco; hoy lo hacen los antidisturbios de la barbaridad con otro peligroso enemigo: adolescentes y niños: TODOS SOMOS ENEMIGOS

Soy de los que piensan que la represión policial irá en aumento, y es que como alguien ha dicho ya no habrá paz para los indignados. ¿A qué responde tanta “furia policial”? Matar moscas a cañonazos es de lelos y desproporcionado pero puede llegar a ser un amenazante buen aviso para navegantes: “¡Ojo! 30 horas en el calabozo y multa de 500 euros es probable que te lleves; y un porrazo es seguro”. Meter miedo en el cuerpo es una estrategia vieja y afín a la permanente “intoxicación” de políticos corruptos pero no-culpables y tertulianos de pacotilla criminalizando a los manifestantes. Mientras, pese al frío, sube la temperatura en la calle y empieza el vapor a salir de la ya bien presionada ciudadanía. Me pregunto cuándo todo el país acabará explotando, o definitivamente quemándose.

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